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Lo que Todos Deberíamos Saber Antes de los 40

 2025-12-15

Hay un momento, justo antes de cumplir los 40, en el que empezamos a prestarle atención a cosas que antes ni notábamos. No hablo de arrugas ni de canas: hablo de los sonidos que dejamos de escuchar sin darnos cuenta.

Uso audífonos desde hace años, y aun así me costó aceptar que, a mis 39, ya había señales que no debía ignorar.

No fue un diagnóstico el que me sacudió primero. Fue algo mucho más simple: un día me descubrí subiendo el volumen de la televisión sin pensar. Otro día, confundí una palabra en una reunión y terminé sonriendo para disimular. Después vino ese cansancio que no se parece al cansancio normal; es un agotamiento que empieza en los oídos y se instala detrás de los ojos.

Y entonces, como le pasa a tanta gente, me di cuenta de que había empezado a evitar algunas conversaciones. No porque no quisiera hablar con nadie, sino porque me estresaba la idea de no entender. Es sutil. Es silencioso. Y duele.

Cuando el volumen ya no es solo volumen

Una cosa que aprendí es que nadie sube el volumen “porque sí”. Es casi automático: la mano va al control, la perilla sube, el sonido se acomoda… y la vida sigue.

Pero el cuerpo siempre sabe. Cuando necesitás más volumen del que usabas hace unos años, hay algo que cambió dentro del oído o en la forma en que tu cerebro procesa ese sonido. No es culpa de la edad. No es descuido. Es una señal.

Las palabras que se mezclan

Esta parte es incómoda, porque te hace sentir torpe, aunque no lo seas.

A mí me pasaba algo así: escuchaba una frase, pero mi cerebro la reconstruía. A veces acertaba; a veces no. Las conversaciones, sobre todo en lugares con bulla, se volvían una especie de rompecabezas.

Y cuando el rompecabezas cansa, una empieza a retirarse un poquito de la conversación, aunque por dentro se muera de ganas de participar.

El cansancio que no se explica

El cansancio auditivo es real, y cuando se siente, no se parece a ninguna otra cosa.

Termina el día y sentís como si hubieras pasado horas resolviendo ecuaciones. No es exageración: cuando la audición baja, el cerebro trabaja de más para “rellenar” lo que no se escucha nítido.

Ese esfuerzo acumulado desgasta el ánimo, la paciencia y la energía.

El aislamiento que no quieres admitir

Muchas personas no lo reconocen, pero la pérdida de claridad auditiva cambia la manera en que nos relacionamos.

Un restaurante lleno deja de ser divertido.
Una reunión familiar se vuelve agotadora.
Salir a conversar deja de ser espontáneo.

No es que uno se vuelva antisocial: uno se protege del estrés de no entender.
Y, sin darnos cuenta, empezamos a vivir un poquito aislados, aunque estemos rodeados de gente.

Lo que aprendí antes de llegar a los 40

La audición no se cuida sola.
No vuelve “mágicamente”.
No es un capricho del cuerpo.

La mayoría de los pacientes que llegan a consulta me dicen lo mismo:
Pensé que era normal con la edad”.
Creí que era el estrés”.
Mi familia exagera”.

Y durante mucho tiempo yo también pensé exactamente eso.

Pero medir mi audición —ver mi línea base real— cambió la historia.
Me devolvió claridad, y también control.

Los 40 no son el problema.
El problema es esperar demasiado.

Para cerrar, algo que vale oro.
La audición es un sentido que se desgasta en silencio. No duele, no sangra, no avisa… pero cuando impacta la vida, ya lleva años cambiando por dentro.

La pérdida auditiva relacionada con la edad no comienza a los 70. Ni siquiera a los 60. La evidencia científica demuestra que los primeros cambios pueden aparecer desde los 40 años, aun cuando la persona cree “escuchar bien”.

Estudios como el realizado en Reino Unido con más de 160,000 adultos entre 40 y 69 años encontró que aproximadamente 1 de cada 10 ya presentaba pérdida auditiva significativa, muchas veces sin darse cuenta (Dawes et al., 2014).

Yo decidí no seguir esperando.
Y si estás leyendo esto, probablemente vos tampoco deberías.

Conocer tu línea base auditiva es clave para prevenir daños futuros.
Si querés empezar a cuidarte antes de que el mundo te suene distinto, agendá tu valoración auditiva en Clínica Dinamarca.

Es una decisión pequeña que cambia muchas cosas grandes.

Referencias:
Dawes, P., Fortnum, H., Moore, D. R., Emsley, R., Norman, P., Cruickshanks, K., Davis, A., & Munro, K. J. (2014). Hearing in middle age: A population snapshot of 40–69 year olds in the United Kingdom. Ear and Hearing, 35(3), e44–e51. https://doi.org/10.1097/AUD.0000000000000022
Kujawa, S. G., & Liberman, M. C. (2017). Cochlear synaptopathy in acquired sensorineural hearing loss: Manifestations and mechanisms. Hearing Research, 349, 138–147. https://doi.org/10.1016/j.heares.2017.01.003